lunes, 10 de febrero de 2025

Festividad de N. S. Virgen de Lourdes


Nuestra Señora de Lourdes

Cada 11 de febrero la Iglesia Católica celebra la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, advocación mariana cuyo origen se remonta a las apariciones de la Madre de Dios a Santa Bernardita en 1858, en Francia.

Los encuentros de Bernardette (Bernardita) con la Virgen María se produjeron en la gruta de Massabielle, a orillas del río Gave de Pau, en las afueras de Lourdes, un pueblo ubicado en las estribaciones de los Pirineos.  

La Madre de Dios le comunicó a la santa que el camino que el Señor tenía reservado para ella era difícil, con muchas cruces, pero que a cambio alcanzaría la gloria del cielo.

Y es que el corazón de quienes aman muchas veces requiere ser purificado mediante el dolor o la enfermedad. “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo", le dijo María a Bernardita. 

Aquellas palabras de la Virgen de Lourdes tocaban un aspecto fundamental de nuestra existencia: somos seres frágiles. Al mismo tiempo, irían confirmando la promesa: la Madre estará con nosotros siempre, de la misma manera como estuvo al lado de su Hijo en la hora del dolor.

Con ellas, Nuestra Señora de Lourdes le dice a cada uno de sus devotos que jamás estará solo, menos aún en la enfermedad.

Nuestra Señora estará recordándonos siempre que debemos confiar en las promesas de Cristo y que solo en Él encontraremos alivio, mientras creceremos en paciencia, esperanza y amor. 

Muchos consideran que la aparición de Nuestra Señora de Lourdes es un agradecimiento del cielo por el dogma de la Inmaculada Concepción y una exaltación de las virtudes de pobreza y humildad, encarnadas en la pequeña Bernardita. 

Asimismo vale recordar que el mensaje de Lourdes es un llamado a aceptar la Cruz -Puerta de vida eterna- en cada una de nuestras vidas. Las apariciones de la Virgen de Lourdes son una invitación amorosa a la oración, especialmente del Santo Rosario, y a la penitencia; a realizar obras de misericordia por los pecadores y enfermos.


Oración

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra!

Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a tu maternal corazón, para pedirte que derrames a manos llenas el tesoro de tu misericordia sobre nosotros.

Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuches:

pero acuérdate de que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Ti haya sido abandonado.

¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima!

Ya que Dios obra por tu mano curaciones innumerables en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guarda también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo.

Alcánzale de tu Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios.

Pero mucho más, alcánzanos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios.

Amén.


Virgen de Lourdes, ¡ruega por nosotros!

Consuelo de los afligidos, ¡ruega por nosotros!

Salud de los enfermos, ¡ruega por nosotros!

jueves, 31 de octubre de 2024

70 años de la visita de la Virgen a Toledo

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70 años de una visita que hizo historia.
Selecciona la imagen para ver el artículo referente a aquella Procesión de la Virgen del Rosario de los Pastores por las calles de Toledo en 1954.

viernes, 20 de enero de 2023

La importancia del Santo Rosario

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El Santo Rosario

“Queridos jóvenes aprendan a rezar con la oración simple y eficaz del santo Rosario. Queridos enfermos, que la Virgen Santísima sea vuestro apoyo durante la prueba y el sufrimiento”. 

“El Rosario es la oración que acompaña siempre la vida, es también la oración de los sencillos y de los santos… es la oración de mi corazón”. 

                                 Papa Francisco


Se dice que San Pedro, muy preocupado cuando notó la presencia de algunas almas que no recordaba haberlas dejado entrar al Cielo, comenzó a investigar y encontró un lugar por donde entraron.

 Luego fue al Señor y le dijo:

 - “Señor Jesús, noté que tenemos algunas almas aquí que no recuerdo haberles abierto las puertas para que comenzaran a disfrutar de la felicidad eterna.  Hice algunas investigaciones y encontré un hueco por donde entran.  Quería que el Señor se viera a Sí mismo ...

 Jesús aceptó acompañarlo y vio que un inmenso Rosario colgaba de esta brecha, por la que ascendían constantemente muchas almas.

 Alarmado, dijo San Pedro: "¡Creo, Señor, que debemos cerrar esta entrada!"

 "No, no ..." - respondió Jesús - "Déjalo así ... Estas son las cosas de mi Madre"

La misma Virgen María, cuando se ha aparecido en la Tierra, ha animado a rezar esta oración. El 13 de mayo de 1917, en su primera aparición en Fátima, María dijo: “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra” y en su última aparición en ese lugar la Madre de Dios se presentó como la “Señora del Rosario”.

Alguien dijo que un católico sin rosario es como un soldado sin armas, y San Francisco de Asís decía: “El cielo se regocija, satanás huye, el infierno tiembla; cuando digo Dios te Salve María.” Recemos pues el rosario que es nuestra arma más eficaz y dejémonos proteger por el manto de la Virgen María, nuestra Madre. De lo que pueda pasarnos a nosotros ya se ocupa Ella.

"El cielo se regocija, satanás huye, el infierno tiembla, cuando digo: Dios te Salve María..."

                                       San Francisco de Asis